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PREGUNTAS FRECUENTEs
  • Dolor en músculos y articulaciones.
  • Problemas de riñón.
  • Ulceras bucales o nasales.
  • Pérdida de pelo.
  • Depresión.
  • Inflamación de los tejidos que recubren órganos internos con dolor abdominal o pectoral.
  • Problemas hematológicos como la anemia.
  • Dolores de cabeza, migrañas.
  • Eritemas permanentes en las mejillas.
  • Fatiga extrema y debilidad.
  • Riesgo de abortos espontáneos.
  • Eritemas solares.
  • Síntomas gripales y/o sudoraciones nocturnas.
  • Mala circulación sanguínea.
  • Ataques, enfermedad mental u otros problemas cerebrales.

El Lupus se puede desencadenar:

  • EN LA PUBERTAD
  • DURANTE LA MENOPAUSIA
  • AL DAR A LUZ
  • DESPUÉS DE UNA INFECCIÓN VÍRICA
  • CON LA EXPOSICIÓN SOLAR
  • COMO RESULTADO DE UN TRAUMA
  • DESPUÉS DE UN TRATAMIENTO PROLONGADO CON CIERTOS MEDICAMENTOS

Estas situaciones pueden ser detonantes para aquellas personas que ya sean susceptibles de tener Lupus.

El Lupus también puede desencadenarse en personas con antecedentes familiares de otras enfermedades autoinmunes como la Esclerosis Múltiple o Artritis Reumatoide.

El Lupus es una enfermedad difícil de diagnosticar porque sus síntomas se asemejan a los de muchas otras enfermedades y porque a veces son vagos y transitorios. Dado que presenta una gran variedad de síntomas, el Lupus puede pasar desapercibido para médicos de familia y especialistas, retrasándose así un diagnóstico que puede ser crucial para el tratamiento temprano de la enfermedad y por tanto limitar los daños potenciales en riñones, corazón, pulmones o cerebro.

No existe ningún examen de laboratorio que por sí solo pueda indicar el padecimiento. Solamente el examen exhaustivo puede llevar al médico a considerar el Lupus como una probabilidad. Y aún en muchos casos es difícil estar plenamente seguro de que la persona padece Lupus.

Lo primero para hacer un diagnóstico de Lupus consiste en que el paciente tenga evidencia clínica de enfermedad en múltiples sistemas.

Lo segundo es examinar el sistema inmunológico del paciente con historia clínica significativa en busca de anticuerpos.

Los pacientes diagnosticados necesitan supervisión médica constante y un tratamiento continuado. De esta manera, los síntomas se debilitan pero entran a jugar un papel importante los efectos secundarios de la medicación. El Lupus incide negativamente en la vida de los pacientes y sus familias y en las relaciones personales y profesionales.

No existe ningún tratamiento especifico del LES. Tampoco puede establecerse una guía terapéutica uniforme por ser el LES una enfermedad de curso variable con manifestaciones clínicas cuya gravedad depende del órgano afecto y de la intensidad de tal afección y porque los diversos fármacos empleados no están exentos de efectos secundarios. Además, existe un porcentaje de pacientes que presentan remisiones clínicas espontáneas y otros cuya enfermedad muestra un curso tan benigno que apenas requiere tratamiento. El carácter imprevisible de la evolución del LES, donde una forma benigna puede progresar en muy poctiempo y conducir a la muerte del paciente en unos pocos meses y, en cambio, no son raras las remisiones espontáneas más o menos duraderas en el curso de formas clínicas graves.

Hoy por hoy, la aproximación terapéutica en el LES se desarrolla en el sentido de conseguir una disminución no especifica en la producción del número de anticuerpos y en el tratamiento sintomático de las manifestaciones clínicas.

El objetivo o finalidad del tratamiento, cuando este es necesario, es conseguir mantener al paciente en una remisión clínica que le permita desarrollar sus actividades cotidianas y su trabajo habitual con las dosis de fármaco mas baja posible.

En cualquier brote clínico son medidas imprescindibles el reposo, guardar suficientes horas de sueño y evitar cualquier situación que pueda fatigar psíquica o físicamente. Deberán evitarse situaciones de stress como cirugía, infecciones y embarazo.

Se cree que un 1% de la población puede tener Lupus en este país, de los cuales el 90% son mujeres, principalmente entre 15 y 55 años de edad.

La perspectiva para muchos es positiva, particularmente aquellos que han sido diagnosticados temprano y tratados apropiadamente.
A pesar de ser una condición potencialmente mortal, el pronóstico general para la mayoría de las personas enfermas es bueno y, con el correcto y ciertos cambios en el estilo de vida, la mayoría de ellos pueden llevar una vida relativamente normal siempre y cuando continúen con su medicación.

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